Noticias
En África Occidental, las políticas climáticas a menudo dejan de lado a quienes más sufren las consecuencias de la crisis: las mujeres. En las comunidades rurales, las mujeres son agricultoras, recolectoras de agua, guardianas del bosque y del conocimiento local. Manejan la tierra. Crían a la próxima generación. Sin embargo, siguen estando subfinanciadas, invisibilizadas y poco reconocidas en la planificación oficial sobre el clima.
Pero el cambio ya está en marcha — silencioso, pero con fuerza.
En los bosques de Guinea, Ghana y Costa de Marfil, está echando raíces un enfoque diferente. Uno que no solo restaura ecosistemas, sino que redistribuye el poder y pone en valor el liderazgo local. El proyecto de adaptación climática basada en la naturaleza en los bosques guineanos de África Occidental, implementado por WUSC y el CECI, financiado por Asuntos Globales Canadá y con el apoyo de organizaciones como la UICN, IBOL y CIFOR-ICRAF, está cambiando el guion. Las mujeres ya no son participantes pasivas. Están en el centro de la solución. No se trata solo de plantar árboles, sino de darles herramientas, formación y apoyo para liderar la protección de su entorno y de sus comunidades.
De participantes a lideresas
En Guinea, mujeres que antes quedaban al margen ahora lideran iniciativas de conservación local. En pueblos como Barékhouré y Kounounkan, gestionan viveros, monitorean la biodiversidad con trampas Malaise y transmiten conocimientos ambientales a sus familias. En Allassoyah, cultivan alimentos con técnicas ecológicas y alzan la voz contra la violencia basada en género, mostrando que la justicia ambiental y la justicia social están profundamente conectadas.
En Ghana, en los distritos de Bosomtwe y Bosome-Freho, 80 mujeres son ahora observadoras científicas. Han sido capacitadas en el uso de trampas para insectos que permiten seguir el estado de salud de los ecosistemas. Recorren los bosques, los campos de cacao y las plantaciones, recolectando datos que nutren un registro creciente de biodiversidad. Su trabajo fortalece la ciencia y su conexión con la tierra.
En Costa de Marfil, las mujeres no solo siembran árboles: deciden cuáles sembrar. En Lôh-Djiboua y Nawa, contribuyen a elegir especies como el karité, el algarrobo y la caoba por su valor ecológico y su potencial para generar ingresos. Estas mujeres ahora obtienen ingresos mediante la apicultura y la recolección de productos forestales no madereros, al mismo tiempo que protegen los bosques que las protegen a ellas.
Cambio climático e igualdad de género: un mismo combate
Estas historias nos enseñan algo fundamental: cuando las mujeres tienen acceso al liderazgo y reciben apoyo, toda la comunidad se fortalece. La naturaleza se recupera. Las economías locales prosperan. Y las mujeres tienen más voz en las decisiones que afectan sus vidas. Con demasiada frecuencia, los proyectos climáticos ignoran la perspectiva de género o la tratan como un requisito administrativo. Sin embargo, el cambio climático afecta de manera distinta a las mujeres, y su liderazgo es clave para desarrollar soluciones inclusivas.
¡Escuchémoslas en este Día Mundial del Medio Ambiente!
Este proyecto nos lo recuerda: fortalecer las capacidades de las mujeres aumenta la resiliencia. Invertir en ellas impulsa las economías locales. Reconocer su liderazgo transforma la vida comunitaria. Y poner sus historias en el centro cambia por completo nuestra manera de pensar la acción climática.
Desde la restauración de los bosques hasta el monitoreo de la biodiversidad y la gobernanza local, las mujeres de África Occidental ya están construyendo el futuro.
Necesitamos más manos en la tierra y más miradas hacia el horizonte. En este Día Mundial del Medio Ambiente, cambiemos el enfoque: dejemos de preguntarnos qué necesitan las mujeres, y empecemos a pensar cómo podemos colectivamente apoyar su liderazgo y amplificar sus voces.