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“He vivido seis abortos espontáneos, cada uno más doloroso que el anterior”, confiesa Coumba (seudónimo), habitante de una aldea en la región de Kayes, en Malí. “Nadie parecía comprender por qué me pasaba esto.”
Durante mucho tiempo, Coumba sufrió en silencio. Solo al participar en las actividades de sensibilización del proyecto Yellen comprendió lo que le ocurría y que podía recibir un seguimiento médico adecuado.
Lanzado en abril de 2020, el proyecto Yellen: Derechos e innovaciones en salud sexual y reproductiva, presente en siete distritos sanitarios de las regiones de Kayes, Nioro y Kita, enfrentó múltiples barreras para la salud y los derechos sexuales y reproductivos de mujeres y adolescentes, como la violencia basada en género, ciertas normas sociales restrictivas y las dificultades de acceso a la atención. Este proyecto se inscribió en la continuidad de dos iniciativas previas financiadas por el Gobierno de Canadá en la región de Kayes —PRSSD (2010–2018) y MEDIK (2015–2019)—, así como de varios proyectos de investigación sobre innovación en movilización comunitaria, salud reproductiva e igualdad de género.
Gracias a los conocimientos adquiridos en las sesiones de sensibilización, la orientación hacia estructuras de atención adecuadas, el seguimiento por parte de agentes comunitaria-o-s de salud y las mejoras apoyadas por el proyecto Yellen y las iniciativas anteriores para elevar la calidad de los servicios, Coumba pudo llevar su embarazo a término y dar a luz a una hija sana.
“El proyecto Yellen me devolvió la vida. Otras mujeres de la aldea también podrán beneficiarse de este apoyo”, afirma hoy.
Su historia refleja un cambio colectivo ya en marcha, apoyado por diversos proyectos financiados por Canadá en la región.
En Nioro, diez aldeas han renunciado colectivamente al matrimonio infantil. En Bafoulabé, 23 aldeas se comprometieron a abandonar la mutilación genital femenina. En Diéma, cinco municipios pusieron fin oficialmente a esta práctica, respaldando su decisión con cartas firmadas por jefes de aldea y alcaldes.
El enfoque del proyecto se basa en una fuerte movilización comunitaria. Se realizan campañas de sensibilización sobre igualdad de género, planificación familiar y la lucha contra la violencia basada en género. Se han creado o reforzado estructuras como:
Comités de Mujeres Usuarias (CFU): creados para fortalecer el rol de las mujeres en la promoción de los servicios de salud reproductiva, valoran el liderazgo femenino y la lucha contra la violencia basada en género.
Cajas de Solidaridad en Salud (CVSS): fondos comunitarios que buscan apoyar el acceso a los servicios de salud y fortalecer la autonomía económica de las mujeres.
Comités de Gestión de Moto-ambulancias (CGMoA): responsables de facilitar evacuaciones obstétricas y mejorar el acceso a la atención de emergencia, reforzando también la participación de las mujeres en la gobernanza local.
En total, 487 aldeas se beneficiaron de actividades comunitarias sobre salud sexual y reproductiva.
Aminata (seudónimo), estudiante de último año de secundaria, testimonia el impacto del proyecto en su vida.
“Antes, no sabía nada de mi ciclo menstrual. Vivía mi menstruación sin comprender lo que pasaba en mi cuerpo”, cuenta. “Hoy sé cómo calcular mi ciclo y cómo prevenir infecciones.”
Gracias al proyecto Yellen, participa en actividades que rompen el silencio en torno a la salud sexual y la violencia. Entre otras, el proyecto piloto Ki La Di puso a disposición de adolescentes una aplicación de información sobre salud reproductiva y un grupo de WhatsApp. A través de información interactiva y actividades de sensibilización, los resultados mostraron una mejora significativa en sus conocimientos. Está previsto que la aplicación siga activa después del proyecto, gracias al apoyo de la Oficina Nacional de Salud Reproductiva (ONASR). Además, se distribuyeron 10 000 toallas higiénicas reutilizables para apoyar la asistencia escolar y el bienestar de las adolescentes.
Desde su inicio, el proyecto ha acompañado a más de 327 220 mujeres en edad reproductiva y ha formado a más de 1 376 mujeres y adolescentes en la prevención y atención de la violencia basada en género. En total, más de 1,2 millones de personas fueron sensibilizadas sobre derechos sexuales y reproductivos, igualdad de género y lucha contra la violencia.
Los hombres también han sido movilizados e implicados. El proyecto apuesta por una mayor participación a través de las “escuelas de maridos”, donde más de 5 400 hombres debatieron sobre temas a menudo considerados tabú. Se están finalizando herramientas como un compendio de mensajes dirigidos a parejas y escuelas para fomentar la masculinidad positiva: un concepto que promueve comportamientos libres de violencia, alentando a los hombres a ser aliados y compañeros de las mujeres.
“El concurso interescolar fue una experiencia inolvidable: conocer a otros jóvenes, compartir ideas y hablar ante autoridades administrativas fortaleció mi confianza en mí misma”, relata Aminata.
El proyecto cuenta con una amplia red de alianzas: servicios estatales regionales, academias de enseñanza, ONG locales (AMADECOM, YAGTU) y asociaciones comunitarias (ASACO, FELASCOM). Se han creado núcleos de formadora-o-s y 108 agentes comunitaria-o-s de salud ya fueron capacitada-o-s en violencia basada en género e igualdad de género.
El proyecto Yellen fue implementado por un consorcio liderado por la Unidad de Salud Internacional del Centro Hospitalario de la Universidad de Montreal (USI-CHUM) y el Centro de Estudios y Cooperación Internacional (CECI), con el apoyo financiero del Gobierno de Canadá a través de Asuntos Mundiales Canadá.
Con el proyecto Yellen, Malí da un paso concreto hacia una sociedad más igualitaria, donde cada mujer y cada niña pueda acceder a una atención de calidad, ejercer sus derechos y construir su futuro con dignidad.
Leer el resumen de impactos del proyecto Yellen (en francés)