Historia de éxito
Ante la escasez de financiación pública, las ONG deben explorar nuevas vías. Mi experiencia en comunicación y responsabilidad social corporativa (RSC) me ha permitido dotar a mi socio de las herramientas necesarias para solicitar ayuda a empresas privadas de Costa de Marfil y crear alianzas duraderas.
Cuando comencé mi mandato como voluntaria en la Liga Marfileña de Derechos de la Mujer, rápidamente me di cuenta de que la diversificación de las fuentes de financiación era esencial para garantizar la sostenibilidad de sus acciones.
Aunque el equipo estaba muy motivado, carecía del tiempo y las herramientas necesarias para estructurar un enfoque proactivo hacia el sector privado, a pesar de su clara voluntad. Mi función consistió en apoyar este proceso mediante la creación conjunta de herramientas adaptadas y el refuerzo de las capacidades organizativas, con vistas a garantizar la sostenibilidad de los servicios ofrecidos a las mujeres.
Una oportunidad confirmada por el contexto internacional
En febrero de 2025, la administración Trump anunció una congelación temporal seguida de una reducción drástica de los programas de ayuda exterior de la USAID, eliminando más del 90 % de los contratos, lo que supone unos 60 000 millones de dólares. Esta decisión tuvo repercusiones a nivel mundial, debilitando miles de iniciativas humanitarias, especialmente en África. Reforzó la urgencia de que las organizaciones no gubernamentales (ONG) diversificaran sus fuentes de financiación.
En este contexto, el desarrollo de asociaciones privadas se ha convertido en una alternativa estratégica ineludible, especialmente para las organizaciones que trabajan en ámbitos sensibles como los derechos de las mujeres. Para La Ligue Ivoirienne, esto representaba una oportunidad para reforzar su resiliencia organizativa y ampliar su impacto en las comunidades con las que colaboran.
Una respuesta concreta: el desarrollo de una herramienta estructuradora
Para responder a este reto, propuse crear un modelo de propuesta de colaboración destinado a empresas comprometidas con la responsabilidad social corporativa (RSC). Este modelo incluye actividades concretas asociadas a presupuestos y destaca los beneficios positivos que se esperan para las comunidades beneficiarias y las empresas colaboradoras.
La búsqueda de empresas a las que dirigirse se basó en un análisis en profundidad de sus políticas de RSC, centrándose específicamente en aquellas con un fuerte compromiso con la igualdad de género, la inclusión social o el empoderamiento de las mujeres.
Esta herramienta no se limita a una simple propuesta de financiación, sino que se trata de un marco estructurante que permite a la Ligue formalizar sus iniciativas y alinear mejor sus acciones con las expectativas de los socios privados. Esto contribuye directamente a mejorar la calidad de los servicios ofrecidos a las mujeres, garantizando una mejor planificación y un impacto duradero.
Mi experiencia profesional al servicio del voluntariado
Esta iniciativa se basó en mi experiencia profesional previa en Canadá, donde trabajaba en comunicación y responsabilidad social corporativa (RSC) en una gran empresa de seguros. Esta experiencia me permitió comprender lo que buscan las empresas en sus colaboraciones sociales: claridad, alineación de valores y resultados tangibles.
Esta experiencia me permitió formular una oferta realista, convincente y adaptada al contexto marfileño, traduciendo las acciones de La Ligue a un lenguaje que las empresas entienden. Mi objetivo no era solo apoyar la obtención de financiación directa, sino más bien reforzar las capacidades organizativas de La Ligue para que pudiera iniciar y mantener relaciones duraderas con el sector privado.
Resultados tangibles y reproducibles
La presentación desarrollada se ha convertido en una herramienta modular que el equipo puede adaptar a otras empresas. Forma parte del plan de movilización de recursos elaborado conjuntamente con la organización, lo que refuerza su capacidad para iniciar alianzas estratégicas.
Estos esfuerzos ya han dado sus frutos: se han recibido favorablemente dos propuestas de colaboración, una de las cuales ha dado lugar a un primer acuerdo concreto. Para una organización que nunca había formalizado este tipo de iniciativa, se trata de un paso importante en su desarrollo organizativo.
Estas iniciativas permiten a la Ligue reforzar la calidad y la sostenibilidad de sus programas, y valorizar mejor sus acciones en favor de los derechos de las mujeres en las comunidades.
Un impulso sostenible para el futuro
Para mí, esta experiencia ilustra perfectamente lo que puede lograr una misión de cooperación específica y colaborativa: sacar a la luz una ambición que llevaba mucho tiempo relegada y convertirla en un impulso para la acción sostenible.
De hecho, al final de mi mandato, la presidenta me dijo con sinceridad : «Siempre he querido desarrollar asociaciones con empresas privadas, pero nunca he tenido tiempo. Gracias a ti, por fin tenemos una base clara para avanzar». Estas palabras confirmaron que la iniciativa que habíamos construido juntas respondía a una necesidad real.
Esta dinámica se ha puesto en marcha y estoy convencida de que dará sus frutos en los próximos meses. Al reforzar las capacidades organizativas de la Ligue, hemos contribuido a mejorar la calidad y la sostenibilidad de los servicios ofrecidos a las mujeres, al tiempo que hemos sentado las bases para un impacto a largo plazo.
Gracias a nuestros socios financieros y de implementación, sin los cuales este proyecto no sería posible. El programa de cooperación voluntaria del CECI se lleva a cabo en colaboración con el Gobierno de Canadá.