
Testimonio
Artículo redactado por Koffi Serge Zohou, en misión de voluntariado para el proyecto FIERES.
El 20 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Infancia. Más allá de los eventos y actividades destinados a sensibilizar sobre los derechos de las niñas y los niños, esta fecha también invita a atraer la atención de las autoridades públicas y de la comunidad internacional sobre los desafíos de seguridad que impiden el acceso a la escuela, especialmente en países en conflicto o posconflicto. El desarrollo y la realización del potencial de la niñez requieren un entorno seguro y pacífico.
Pocas misiones son tan esenciales como proteger los derechos de las niñas y los niños y apoyar su futuro. El mundo recuerda la conmoción causada por el secuestro de 276 estudiantes en abril de 2014 en Chibok, Nigeria, por Boko Haram. La movilización extraordinaria que siguió —reuniendo a mujeres de todos los ámbitos de la vida, desde lideresas políticas y artistas hasta periodistas y primeras damas— dio origen al movimiento «Bring Back Our Girls», demostrando el poder de la acción colectiva para construir un futuro más pacífico para la niñez.
Como en Nigeria, situaciones similares ocurren hoy en otros países de África y en distintas regiones del mundo, muchas veces en un silencio mediático relativo. En Malí, por ejemplo, miles de niñas y niños han visto cerrar sus escuelas en las últimas semanas debido al deterioro de la situación de seguridad. Las amenazas de grupos armados y los desplazamientos masivos de la población dificultan seriamente el trabajo de las organizaciones que protegen los derechos de la niñez en las zonas afectadas por conflictos.
Desde Mopti hasta Tombuctú, pasando por Ségou, el proyecto FIERES – Niñas y educación resiliente ha logrado avances alentadores desde 2022, devolviendo esperanza a las familias desplazadas por la violencia y permitiendo que muchas niñas y niños —especialmente niñas— regresen a la escuela. Sin embargo, el proyecto enfrenta actualmente importantes desafíos de seguridad: el avance de grupos armados en algunas zonas ha obligado a cerrar escuelas y centros educativos.
En este contexto, los compromisos de los Estados ya no son suficientes para garantizar una protección real y duradera del derecho a la educación. Es momento de que la comunidad internacional —con el apoyo de la sociedad civil y de voces influyentes— refuerce la presión sobre los gobiernos y los actores de los conflictos para que las declaraciones de intención se traduzcan en acciones concretas.
En esta celebración del Día Mundial de la Infancia, es necesario hacer un llamado colectivo para evitar que el proyecto FIERES en Malí —y muchas otras iniciativas similares en el mundo— se conviertan en sinfonías inconclusas. Una movilización social global, similar a la que surgió tras la tragedia de Chibok en 2014, podría ser una poderosa herramienta para impedir que el derecho a la educación quede relegado a un segundo plano.
Más que nunca, el movimiento «Dejemos que nuestras niñas y niños vayan a la escuela» (“Let our children go to school”) debe cobrar fuerza ahora —no mañana. Mañana ya será demasiado tarde.
Más información sobre el proyecto FIERES
El proyecto FIERES es implementado por un consorcio entre la Fundación Paul Gérin-Lajoie y el CECI, y es posible gracias a sus socias y socios en Malí y al financiamiento del Gobierno de Canadá a través de Asuntos Globales Canadá.