Violencias basadas en género y derechos sexuales y reproductivos: luchas que se entrecruzan para actuar

Moderado por Marina Mathieu, el evento reunió voces feministas sólidas provenientes del ámbito académico, de la cooperación internacional y de los movimientos de mujeres.

Nesrine Boussaih, profesora del Departamento de Sexología de la UQAM y miembro del RéQEF, abordó la justicia reproductiva a partir de un análisis de las opresiones cruzadas que viven las mujeres en el acceso a los servicios de salud. Subrayó la necesidad imperativa de:
«Reconocer el racismo sistémico y la manera en que afecta la vida cotidiana de las personas racializadas y de los pueblos indígenas, incluida su vida sexual y reproductiva»,
al tiempo que propuso vías concretas para traducir estos principios en prácticas institucionales.

Marie Frantz Joachim, directora de Solidarité Fanm Ayisyèn (SOFA) en Haití, compartió un testimonio contundente sobre la lucha contra las violencias basadas en género y por los derechos a la salud sexual y reproductiva en un contexto de seguridad frágil. Ofreció un diagnóstico claro:
«Lo que observamos hoy es una empresa sistémica de control: control de los cuerpos, control de las movilidades y control incluso de la posibilidad de vivir sin miedo».

Destacó la importancia de pensar las violencias basadas en género y los derechos sexuales y reproductivos como un campo unificado, y subrayó la fuerza de las organizaciones de mujeres que, pese a la violencia, continúan actuando con dignidad, estrategia y convicción:
«Mantener la justicia reproductiva en el centro de las agendas exige superar los límites de lo humanitario y asumir el posicionamiento político del enfoque feminista, ya que solo así pueden abordarse las causas profundas de las violencias basadas en género».

Julie Théroux-Séguin, líder temática principal – Derechos de las mujeres y las niñas en el CECI, propuso un análisis que articula saberes tradicionales y tecnologías digitales, a menudo percibidos como opuestos. A partir de experiencias en Guatemala y Malí, mostró cómo estos enfoques son en realidad complementarios para apoyar a las adolescentes que enfrentan violencias basadas en género y tabúes relacionados con la salud sexual y reproductiva. Recordó que muchas adolescentes entran en ciclos de silencio y aislamiento, y que:
«Romper el aislamiento de las adolescentes —físico, social y psicológico— puede implicar la creación de terceros espacios feministas, ya sea de proximidad y basados en los saberes tradicionales de las parteras, o virtuales y más anónimos mediante aplicaciones móviles. Estos espacios permiten fortalecer la agencia al articular saberes endógenos, tecnologías emergentes y dinámicas sociales en transformación».

Para concluir, los intercambios pusieron de relieve experiencias concretas y estrategias de resistencia surgidas de iniciativas llevadas a cabo en Haití, Malí, Guatemala, Canadá y otros contextos. El panel recordó un mensaje fundamental: la lucha contra las violencias basadas en género y la defensa de los derechos a la salud sexual y reproductiva son inseparables, profundamente políticas, y no pueden avanzar sin los saberes, las voces y el liderazgo de las propias mujeres.