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Cuando en la primavera de 2015, el biólogo Claudio Nunes llegó a la región de Cobán, en el centro de Guatemala, encontró miles de campesinos desesperados. Desde hace tres años, sus campos de cardamomo habían sido devastados por un minúsculo insecto y el precio de la especie se había desplomado. Es con el fin de implementar un plan de lucha contra este insecto que este entomólogo de 59 años, cuya especialidad es el control de plagas en zonas tropicales, fue enviado por el Programa de Cooperación Voluntaria Uniterra a la Asociación de Exportadores de Cardamomo.
Gracias a sus estudios y luego de haber trabajado como biólogo en laboratorios del Quebec, la decisión de regresar a Centroamérica se impuso naturalmente para este uruguayo de nacimiento. “Yo sentía que sería más útil que en Montréal, donde hay muchas personas que pueden hacer mi trabajo”, explica este graduado en ciencias biológicas de la Universidad de Quebec en Montreal (UQAM), que llegó a Canadá como refugiado político a la edad de 23 años. “Yo tenía el deseo de luchar contra las desigualdades y la pobreza en zonas rurales. Seguramente que las experiencias de mi juventud en esa región durante los años de conflicto y mi militancia política tuvieron una influencia en este compromiso social. Pero, sobre todo, mi verdadera motivación es el sentimiento de poder ser útil”. Conservando lazos con la UQAM, donde regresa regularmente como profesor asociado e investigador (obteniendo su Doctorado en el 2004), Claudio Nunes pudo trabajar con varios organismos de ayuda al desarrollo en
Bolivia, Ecuador, El Salvador, Nicaragua, Honduras y ahora en Guatemala.
En Cobán, Claudio Nunes trabaja en colaboración con unos quince técnicos. “En las parcelas de los agricultores, yo hago el levantamiento de datos para evaluar la eficacia de los métodos de control de plagas y en la oficina, analizo los datos y redacto los resultados en artículos científicos o folletos informativos”, explica este biólogo que, al inicio de su mandato, identificó formalmente a la plaga – el trips en el cardamomo. “Cuando se encuentra la solución que permite controlar la plaga, se presentan los resultados a los agricultores, se capacitan a los técnicos, y se imparten conferencias”, expresa el biólogo que también trabaja en la creación de un centro de investigación especializado. Su objetivo final: acabar con la fumigación generalizada de pesticidas tóxicos y poner en marcha un programa de lucha integrada y
biológica. Para Guatemala, primer productor y exportador de cardamomo en el mundo, el reto es inmenso.
Uniterra es un programa canadiense de cooperación internacional, ejecutado conjuntamente por el CECI y el SUMC. A través de él, cada año 600 voluntarios contribuyen a un cambio positivo y durable hacia un mundo más igualitario, consacrando de algunas semanas a dos años de su vida a un trabajo voluntario en el extranjero. El programa permite también de implicar a las y los canadienses y desempeñar un papel activo en la lucha contra la pobreza.
El programa Uniterra se beneficia del apoyo financiero del gobierno de Canada a través del Departamento de Asuntos Exteriores y Comercio Internacional de Canadá.