Historia de éxito
La asociación civil La Cuerda es un referente icónico para desarrollar el pensamiento feminista en Guatemala. Se ha caracterizado por ser pionera en la investigación y difusión de los derechos humanos, reproductivos, y las problemáticas sociales que afectan primordialmente a las mujeres, bajo las distintas miradas feministas que conforman su propuesta política. Ha abierto espacios para articular y consolidar al sujeto político feminista, y también ha publicado hasta la actualidad 233 ejemplares mensuales del Periódico La Cuerda que se distribuyen en el país.
A consecuencia de la pandemia Covid-19, varias organizaciones no lucrativas dejaron de operar, o bien, sufrieron importantes recortes en sus fuentes de financiamiento. El retorno progresivo a una nueva normalidad conllevó que las entidades sobrevivientes tales como La Cuerda, replantearan sus planes y reorientaran sus esfuerzos para lograr su fortalecimiento y sostenibilidad. El CECI, a través del programa de cooperación voluntaria, provee un medio ágil de asistencia técnica para que organizaciones como La Cuerda, tengan acceso a una persona voluntaria que les brinde recursos y herramientas que contribuyan a alcanzar sus metas.
Es así como inicia esta historia, que resume un año de acompañamiento a La Cuerda como voluntaria nacional para el fortalecimiento y sostenibilidad, desarrollando conjuntamente mucho más que un plan estratégico para diversificar sus servicios y fuentes de financiamiento. Iniciamos 15 mujeres esta travesía, 14 socias de La Cuerda y yo. El mandato en principio parecía muy sencillo, con actividades bien perfiladas y puntuales, pero no tardamos en percibir que sería tan retador, como gratificante. Es bien sabido que toda metamorfosis conlleva gestionar el cambio como eje transformacional y también implica preparación para dejar atrás la comodidad de lo cotidiano, dando pasos de valentía hacia lo desconocido y con una desconocida. Este fue el reto principal con La Cuerda: ganarme su confianza, para que juntas pudiéramos crear un escenario propicio para crecer sostenidamente sin perder la esencia de la organización.
Las extensas jornadas de trabajo y los múltiples cuestionamientos estratégicos permitieron que se ventilaran las inquietudes sobre cada tema planteado, haciendo camino para desaprender y aprender juntas sobre paradigmas, mensajes y actores. Al final, todos los esfuerzos y nuestras fortalezas se sumaron para concretar los resultados, y superamos nuestras propias expectativas. Los últimos cuatro meses de cooperación fueron los más intensos y les agradezco copiosamente a María Dolores Marroquín y a Andrea Carrillo Samayoa, por llegar juntas a la meta. Ambas expresaron que este voluntariado amplió su visión de crecimiento y las impulsó a atreverse a explorar alternativas para el cumplimiento de los sueños de La Cuerda en un marco feminista.
Actualmente, La Cuerda fortaleció sus capacidades, recursos y herramientas para explorar nuevas oportunidades de sinergia con otros donantes y socios estratégicos. La organización creció, desde su enfoque inicial en investigación y divulgación, a ofrecer ahora también asistencia técnica integrativa, acorde a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y a los principios del Cuidado de la Red de la Vida. Estos cambios organizacionales ya están generando interés por parte de los donantes, incluyendo uno que confirmó su compromiso por apoyar el nuevo enfoque.